Orando con la Biblia... el único respaldo que necesitas
En los tiempos
antiguos el sello real era algo extremadamente valioso cuando de autoridad se
trataba. Todo documento que lo tuviera implicaba el respaldo del rey.
En la actualidad
cuando viajamos, por ejemplo, necesitamos el respaldo de un pasaporte y/o una
visa para que las puertas de otros países se abran ante nosotros.
Y cuando de
oración se trata, también necesitamos cierto respaldo, pero ¿cuál respaldo estás
usando? Antes de la venida de Jesús, y también en la actualidad, los judíos
oraban a Dios pero iban delante de él con el respaldo de sus antepasados.
Oraban al “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob” o al “Dios de Moisés”.
¿Te das cuenta? Buscaban el respaldo de sus ancestros porque la relación que
tenían con Dios se basaba en el pacto que él había hecho con estos hombres y
que trascendería siglos. De hecho, necesitaban también la intervención de un
sacerdote para llegar a la presencia de Dios.
Sin embargo, todo
esto cambió con la venida de Jesús. Se estableció un pacto nuevo, un pacto que
era superior a todos los anteriores porque era el pacto de la gracia, para
salvación no solo de los descendientes sanguíneos sino también para los
extranjeros, como tú y yo. Un pacto al que todos los anteriores apuntaban.
Ahora al orar ya
no sería necesario recordarle a Dios que acudían a él porque era el Dios de sus
padres. Ahora podrían acercarse en condición de hijos directos, y el nombre de
Su Hijo, Jesús. El respaldo había cambiado y eso les daba una autoridad
completamente diferente.
“Hubo muchos sacerdotes bajo el sistema antiguo, porque la muerte les impedía continuar con sus funciones; pero dado que Jesús vive para siempre, su sacerdocio dura para siempre. Por eso puede salvar —una vez y para siempre— a los que vienen a Dios por medio de él, quien vive para siempre, a fin de interceder con Dios a favor de ellos” (Hebreos 7:23-25).
Y es en la
autoridad de ese nombre que tú y yo podemos hoy llegar a la presencia de Dios.
Orar a Dios no requiere la mención ni la intervención de nadie más, solo el
nombre de Jesús. Mira estos pasajes:
“No lo han hecho antes. Pidan en mi nombre y recibirán y tendrán alegría en abundancia”, Juan 16:24, (cursivas de la autora).
“Pueden pedir cualquier cosa en mi nombre, y yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre”, Juan 14:13, (cursivas de la autora).
Permíteme decir
algo, a manera de nota al margen. Pronunciar el nombre de Jesús no es un
conjuro. ¡Cuidado! Él es Dios mismo y no podemos tomar su nombre en vano. La
familiaridad de nuestra relación con él no puede llevarnos tampoco a dejar de
reverenciarle. El nombre de Jesús es la autoridad, el sello, el pasaporte que
nos abre las puertas del cielo, pero no podemos usarlo descuidadamente.
Tú no necesitas
la intervención de nadie más, como ya viste en el pasaje de Hebreos, puedes ir directamente a
Dios. Tampoco tienes que preocuparte por si tu petición es demasiado simple o
complicada para Dios porque Jesús dijo que podemos pedir “cualquier cosa” solo
ten en cuenta que si estás orando por algo que ya Dios ha declarado en su
Palabra que es pecado o que no está alineado con su voluntad, estás perdiendo
el tiempo. ¡No tienes que orar por eso, tienes que obedecer!
Así que mi
querida lectora, cuando vuelvas a orar recuerda que lo haces con la autoridad
del Nombre
que es sobre todo nombre, el nombre de Jesús. ¡Es todo lo que
necesitas!
“También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales. Ahora Cristo está muy por encima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o cualquier otra cosa, no solo en este mundo sino también en el mundo que vendrá. Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia. Y la iglesia es el cuerpo de Cristo; él la completa y la llena, y también es quien da plenitud a todas las cosas en todas partes con su presencia” (Efesios 1:19-23).
Antes de despedirme por hoy quiero invitarte a usar la etiqueta #orandoconlaBiblia en las redes para así identificarnos y al mismo tiempo contagiar a otras con este anhelo de orar a la manera de Dios.
Bendiciones en tu
semana,
Wendy
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Me gustaría darle las gracias por compartir este tipo de gran puesto que son muy importantes a la vida de las personas. Y la Biblia Hebrea es que contiene varias disposiciones para garantizar que nadie pasaría hambre. Las esquinas del campo, gavillas olvidadas de grano, Pasajes que caen de las manos de la espigadora, y pequeños racimos de uvas secadas en la vid debían ser dado a los pobres. Gracias mucho por su gran post.
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Maria