Quince años, mi Biblia azul, y la oración que todavía hoy repito

¿Te uniste ayer a orar por tu esposo? Puedes
hacerlo, y si necesitas ayuda, aquí tienes una guía.(Busca: Ora por tu esposo de pies a cabeza.)
Recuerdo bastante bien el día en que
cumplí 15 años. No tengo todos los detalles claros en mi mente pero varios de
ellos sí lo están. Mi mamá me despertó y con todos sus besos y abrazos me regaló
un lindo gatito…de juguete. Y los ojos se me aguaron porque de pronto sentí que
ya le decía adiós a una etapa de mi vida. (¡Vaya si las hormonas andan sueltas
en esa edad!)
Recuerdo que mi papá me regaló 15 rosas,
una por cada año.
Recuerdo que mis abuelos me regalaron un
lindo anillo que conservo hasta hoy.
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Esta es mi Biblia azul |
Y recuerdo muy bien las palabras que mi
tío abuelo —pastor, evangelista, escritor…pero sobre todo, un hombre tierno que
amaba a Dios más que a la vida—, escribió en una carta, que también conservo hasta
hoy. Me la regaló junto con una Biblia azul, guardada hoy en mi mesita de
noche. La Biblia que me acompañó a muchos retiros de jóvenes, cultos, la
primera Biblia donde hice anotaciones…
Volviendo a la carta, era una oración. Y
no he podido olvidarla, con su linda letra él copió los primeros versículos del
Salmo 1, claro que en otra versión, pero hoy quiero compartirlos contigo en la
versión que ahora estoy leyendo y quiero invitarte a que los uses como oración
por tus hijos.
Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos,
ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones;
sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche.
Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones;
sino que se deleitan en la ley del Señor meditando en ella día y noche.
Son como árboles plantados a la orilla de un río,
que siempre dan fruto en su tiempo.
Sus hojas nunca se marchitan,
y prosperan en todo lo que hacen.
(Salmos 1:1-3, NTV)
Enséñales estas palabras, léelas con ellos, memorícenlas. Hazlas tu propia oración por ellos:
Señor,
que mis hijos no sigan el consejo de malos…que se deleiten en tu ley…que sean
como árboles plantados que den fruto…que prosperen en todo lo que hagan.
He estado haciéndolo con mi hija esta
semana antes de irse a la escuela.
No te canses, no creas que las palabras caen al vacío. La Palabra de
Dios no vuelve vacía. Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Como madres, esto es lo mejor que podemos hacer por nuestros
hijos: sembrar en ellos la Palabra de Dios y orar por ellos cada día.
Hay un versículo de los salmos que es de
mis favoritos y que también oro siempre por mis hijos: Señor, cumple tu
propósito en sus vidas (Salmos 138:8).
Y si no tienes hijos, igual puedes hacer
de estas oraciones algo propio, por tu esposo, por tus familiares, por las personas especiales
en tu vida. Recuerda, la verdadera grandeza solo se alcanza de rodillas.
Bendiciones,
Wendy
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