Lo que no puede faltar en tu matrimonio
Hace 18 años que
uní mi vida para siempre a la de mi mejor amigo. Pero no siempre fue así.
Déjame explicarme.
Serie sobre el matrimonio en este artículo, hacia la mitad.
Artículos sobre la amistad: Somos amigos y Los amigos.
Al comienzo de
nuestra relación yo pensaba de esta manera: esposo es esposo, amigos son
amigos. Por alguna razón en mi mente ambas categorías estaban separadas. Veía
los dos roles como algo diferente y excluyentes uno del otro.
Recuerdo que en
algunas de nuestras conversaciones yo le decía que aunque nuestra relación era
muy importante para mí, yo necesitaba espacio para mis amistades y que ese
espacio era muy especial y no se podía invadir.
¡Qué equivocada
estaba! Ahora miro atrás y me da risa. Y le doy gracias a Dios porque mi esposo
fue, y es, súper paciente conmigo y no prestó mucha atención a aquellos
conceptos erróneos de su joven esposa.
Verás, mi querida
lectora, es cierto que cada cosa tiene su lugar y que, como dice mi abuela, el
corazón es como un chicle, se estira y hay espacio para todos. Sin embargo,
cuando de amistad se trata, nuestro esposo tiene que encabezar la lista. Eso no
puede tener discusión.
Un amigo es
alguien en quien confiamos totalmente, alguien con quien podemos llorar o reír
sin pena alguna. Amigo es alguien a quien podemos contar nuestras dudas,
temores, triunfos y fracasos. Amigo es aquel que cuando nos equivoquemos nos lo
dirá, sin deseos de herirnos. De un amigo esperamos lealtad y sinceridad, nos
sentimos seguras para ser vulnerables. ¿Estás de acuerdo? Entonces, la persona
con quien vamos a compartir la vida tiene que ser antes que nada, todo esto.
Cuando los años
pasan y las etapas en el matrimonio van cambiando, la amistad es la cualidad
que permanecerá para siempre. Cuando ya las fuerzas falten, cuando quizá el
calor físico se esté yendo y la pasión no pueda ser la misma, la amistad entre
los dos les hará reír, recordar y mantenerse fuertes. La amistad es inherente
al amor.
Quiero exhortarte
hoy a que cultives la amistad con tu esposo. Busquen oportunidades, diarias,
para conversar, para reír. ¿Qué cosas les gusta hacer juntos? Algunos disfrutan
un deporte, otros el cine, quizá un juego de mesa, la cocina, etc. Sea lo que
sea, busquemos oportunidades para compartir el tiempo.
Las tantas
responsabilidades, los hijos, el trabajo, incluso la iglesia y el servicio a
Dios, todos requieren tiempo y atención. Pero en el orden divino, en la escala
humana, tenemos que dar prioridad a la relación con nuestro esposo. Eso tampoco
es debatible.
Las buenas
amistades se dedican tiempo. Se llaman por teléfono. Se envían notas. ¿Qué tal
si hoy sorprendes a tu esposo con una llamada o una nota, aunque sea por correo
electrónico? Los buenos amigos se interesan por la vida del otro. Dedica tiempo
a escuchar a tu esposo. Haz preguntas que vayan más allá de “¿cómo te fue en el
trabajo?” Los buenos amigos oran unos
por otros. Ora por tu esposo. Pregúntale cómo puedes hacerlo, qué inquieta su
corazón. Y comparte tus peticiones con él.
Cuando se
conocieron, antes de ser novios, fueron amigos. Y tenemos que seguir amigos
para siempre. ¿Quieres un buen matrimonio? Cultiva la amistad, cuídala y
priorízala. Dios, que diseñó nuestra vida, le da gran valor a la amistad, nos ve como amigos. Y aunque tengo muchos buenos amigos, y los quiero con el alma, el
título de mejor amigo, sin lugar a dudas, lo tiene y tendrá por siempre mi
esposo.
Bendiciones en tu
fin de semana,
Wendy
Artículos sobre la amistad: Somos amigos y Los amigos.
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