Celebrando el amor, lo que me escribiría a mí misma... 21 años después
En este mes de celebración del amor, quiero compartir contigo algo que escribí cuando mi esposo y yo estábamos por celebrar nuestro aniversario de bodas número 19. ¡Este año ya será el 21!
Espero sea de bendición para tu vida, sobre todo si todavía no te has casado.
Espero sea de bendición para tu vida, sobre todo si todavía no te has casado.
Era una tarde de
abril. ¡Tan jóvenes los dos! No sé muy bien si estábamos completamente
conscientes de cómo todo cambiaría a partir de aquel “sí”, pero de algo sí
estoy segura, éramos felices y sabíamos que Dios nos había llevado hasta aquel
lugar. Si pudiera escribir una carta a la Wendy de aquel entonces sería algo
así:
Querida Wendy:
Estás a punto de
tomar una de las decisiones más importantes de tu vida. ¡Cómo me alegra verte
feliz! ¿Ves que valió la pena esperar? Sí, yo sé, quizá pensaste que es imposible
llegar a ver el sueño hecho realidad, pero no sí confías en el plan de Dios
para tu vida.
Es verdad, el
camino que tienes por delante estará lleno de desafíos. Permanecer juntos “en
las buenas o en las malas, en riqueza o en pobreza, en salud o enfermedad, y
hasta que la muerte los separe”, es un reto grande en la vida de cualquier ser
humano. Pero no olvides que todo este asunto del matrimonio fue idea de Dios,
así que cuando no sepas cómo seguir, él tiene la respuesta. Y la fortaleza.
No, no le creas
al enemigo. Ustedes están haciendo un pacto con Dios. Si permanecen fieles, él
también lo hará. Y los llevará adelante. No importa que tus padres se hayan
divorciado, la historia no tiene por qué repetirse porque en Cristo todas las
cosas son hechas nuevas. Así que sonríe y desecha las dudas.
Qué bueno que
ahora puedes mirar atrás y saber que en aquellos días en que pensaste que nunca
encontrarías al “príncipe azul” y que tu adolescente corazón roto no se
enmendaría, ahora son solo historia.
Qué bueno que
aunque no todo fue como ahora quisieras haberlo hecho, escuchaste la vocecita
dentro de ti que te aseguraba que lo mejor estaba aún por llegar.
Sí, en los años
que vienen irás cambiando. Vendrán las canas, las marcas de la maternidad, las
inseguridades de no siempre si están haciendo bien todas las cosas. Pero
tranquila, ustedes son un equipo de tres, y con Dios de por medio, todo es
posible.
Recuerda que
estás casándote con un ser humano, frágil e imperfecto como tú. Ámalo tal y
como quisieras que él te amara a ti. No olvides que la gracia y la misericordia
son imprescindibles para cualquier relación exitosa, porque así lo hace Dios
contigo. Sé humilde para pedir perdón. No hay un buen matrimonio si el orgullo
se interpone.
Este hombre al
que ahora unes tu vida tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros, ser el
líder de la familia que están formando. Decide apoyarlo y no ser un estorbo.
Ora por él cada día, es lo mejor que puedes hacer. Abrázalo a diario, bésalo.
Dile cuánto lo admiras. Muéstrale cuánto le amas. Y que tu actitud sea de
respeto.
Sí, el matrimonio
es trabajo duro. Pero nada que valga la pena en la vida se logra sin esfuerzo.
Y no olvides,
disfruten la vida. Es un regalo que Dios les ha hecho. Disfruta tu día de
bodas, y cada uno de los días que el Señor les conceda en la tierra. Vivan como
Dios lo diseñó, así triunfarán y les dejarán a los hijos que Dios les conceda
el mejor legado posible.
P.D. Te escribo 19
años después, y todo está bien. ¡A Dios sea la gloria!
Bendiciones,
Wendy
Acabas de leer "Celebrando el amor, lo que me escribiría a mí misma... 21 años después", ¡te invito a dejar tu comentario!
Acabas de leer "Celebrando el amor, lo que me escribiría a mí misma... 21 años después", ¡te invito a dejar tu comentario!
Wendy: bien dicho, como siempre bien acertada en tus escritos!
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