Un buen currículo {Estudio de Filipenses, día 6}
Recuerdo cuando salí de mi país, Cuba, y llegué a Canadá.
Muchas cosas eran diferentes. No, espera, eso va con mayúsculas, DIFERENTES.
Pero entre todo lo nuevo y diferente hubo algo que me impactó y fue cuando
escuché la palabra resumé. Es decir,
currículo.
Yo crecí en una sociedad donde no se usan currículos.
Cuando terminas la universidad te dicen dónde vas a trabajar y punto. Así que
me sentí muy incómoda cuando supe que tenía que hacer un currículo y decir todo
lo que sabía hacer y cuáles eran mis mejores cualidades, etc., por no decir
más.
Pablo tenía un currículo excelente. Para su época, el
mejor… sobre todo a los ojos de los judíos. Sin embargo, llegó a un punto en su
vida en que entendió que todo carecía de valor comparado con tener a Cristo, y
ante la gloriosa posibilidad de conocerle....y no solo conocerle sino de llegar
a ser uno con él.
Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo y llegar a ser uno con él… Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe. Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. Filipenses 3:7-10
Pero, ¿realmente lo creo yo así? ¿Lo crees tú? ¿Realmente
le damos ese valor a nuestra relación con Jesús?
Pablo lo veía todo como basura. Este hombre era radical.
Para él no había términos medios.
Lástima que muchas veces nosotros tememos a esa palabra, radical.
Queremos buscar la manera de negociar porque en nuestra mente creemos que
podemos tener lo mejor de ambos mundos. Y nos aferramos a la basura de este
mundo, que además es efímera, ¡hoy vale y mañana no!
Este apóstol, con su ilustre currículo, llegó a entender
que existe una mejor manera de vivir: experimentar a Cristo y el poder de su
resurrección. ¿Por qué nos conformamos con menos?
El encuentro que Pablo tuvo con Jesús lo llevó a vivir
una vida así, radical, una vida de absolutos. Todo lo demás es basura.
Amiga lectora, si Cristo vino a darnos una vida abundante
en él, ¿por qué batallamos tanto por lograr cosas que un día ya no serán más,
no las podremos llevar de este mundo y nos perdemos la extraordinaria
oportunidad de experimentar el poder glorioso que levantó a Jesús de los
muertos? ¡El poder de Dios obrando en nuestra vida, sobrenatural!
Hace un tiempo escribí esto pensando justamente en este versículo, era semana santa. Te invito a
leerlo.
Pablo decidió que lo demás palidecía ante la oportunidad
de llegar a ser uno con Cristo. ¿Y yo? ¿Realmente lo quiero o estoy haciéndome
una con muchas otras cosas? ¿Y tú?
Sabes, cuando llegamos a entender que esto es
precisamente lo que nos libera y nos permite vivir la vida como Dios la diseñó,
cuando vemos todo lo demás como basura y anhelamos esa unión exclusiva con Cristo,
¡por fin estamos satisfechas!
Pablo renunció a todo, excepto a Cristo. Por eso una y
otra vez, fuera como fuera, podía vivir feliz, alegre, ¡al punto de no
importarle si vivía o si moría!
Tengo metas, tengo sueños, pero no quiero que “me quiten
el sueño”, si me permites el trabalenguas. Quiero que cada cosa tenga su
verdadero valor. Cuando se apaguen las luces y se cierre el último capítulo de
mi vida, si voy a escribir un nuevo currículo, solo quiero que diga: “Wendy
Bello, esclava de Jesucristo. Vivió para él y experimentó el poder su
resurrección. A él sea la gloria.”
Atrévete conmigo, ¡esa es la vida que Dios diseñó, y no hay
otra mejor!
Bendiciones,
Wendy
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Gracias hermosa! Muy contenta llevando este estudio! Besos. Dios te siga usando para Su gloria.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Sybil. Bendiciones.
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