Para cuando te toca enfrentar a un gigante
Lo más
parecido a un gigante que yo haya visto fue en un museo de los Récord Guinness cerca de las cataratas del Niágara en Canadá. El hombre medía 2.72 m (8 ft 11.1 in).
Realmente impresionante. Me senté en una silla que le construyeron una vez ¡y
me sentí como pulgarcita, la del cuento de niños! Fuera de eso, no me he
encontrado con ningún gigante en la vida real, al menos no de carne y hueso.
Sin
embargo, en la vida muchas veces batallamos con lo que nuestra mente y corazón fácilmente
describirían como un aterrador gigante. Ese gigante puede tomar muchas formas
diferentes. Para algunos puede ser un desafío físico con el que nacieron o
resultó por causa de un accidente, por ejemplo. Para otros el gigante puede ser
el temor, ya sea infundado o no. En otros casos el gigante puede ser una
situación familiar, quizá un divorcio, un hijo que abandonó el hogar, una
muerte repentina. También puede tomar el color rojo, por finanzas en negativo. ¡Y
muchas cosas más!
¿Cuál es
el gigante que estás enfrentando hoy? ¿Hay alguno que te tiene acorralada en una
esquina y sin saber qué hacer? Quisiera compartir algo contigo que habló a mi
corazón hace unos días mientras leía en mi Biblia el libro de Números. El
pasaje en particular que llamó mi atención se encierra entre los capítulos 13 y
14. Te animo a que los leas al terminar este artículo y estoy segura de que
será de bendición para ti.
Moisés
había enviado 12 espías a Canaán y cuando estos regresaron dieron sus
respectivos informes. Esos informes se dividieron en dos. Diez de los espías
dijeron, dicho con otras palabras: “No podemos entrar a esa tierra. Aunque es
muy buena, hay gigantes que nos impedirán la victoria”. Los otros dos espías,
la minoría, dijo algo muy diferente:
«Si el Señor se agrada de nosotros, él nos llevará a salvo a esa tierra y nos la entregará. Es una tierra fértil, donde fluyen la leche y la miel. No se rebelen contra el Señor y no teman al pueblo de esa tierra. ¡Para nosotros son como presa indefensa! ¡Ellos no tienen protección, pero el Señor está con nosotros! ¡No les tengan miedo!». (N. 14:8-9).
¿Será que
ellos espiaron una tierra diferente? ¿Se equivocaron de lugar? ¿Estarían
ciegos? Claro que no, el problema es que ellos miraron con ojos diferentes la
situación. Y ahí está muchas veces el secreto. Veamos tres lecciones que están
encerradas en estos dos versículos.
Lección no. 1 «Si el
Señor se agrada de nosotros, él nos llevará a salvo a esa tierra y nos la
entregará…» Cuando tenemos el favor de Dios, él nos da la victoria. Ese es el
mensaje que encierra la primera parte del pasaje. ¿Y tenemos tú y yo el favor
de Dios? Como sus hijas, hemos hallado gracia y favor a través de Jesús (léelo
en Romanos 8). Los gigantes, aunque sea muy reales, no tienen la última
palabra.
Lección no. 2 «¡Para
nosotros son como presa indefensa!» A veces creo que sobreestimamos a los
gigantes de nuestra vida. ¿Qué son ellos delante del Dios Omnipotente! Justo lo
que dijeron Josué y Caleb, una presa indefensa, algo que ya estaba vencido.
Mira cómo lo dice otra versión: “nosotros los comeremos como pan” (RVR 1960). No
estoy tratando de minimizar tu lucha, tu problema… tu gigante. Lo que quiero
que entiendas es que, aunque la lucha sea muy tangible, ¡Cristo ya ganó!
Cualquier cosa para él es como presa indefensa (Romanos 8:37).
Lección no. 3 «Ellos no tienen protección, pero
el Señor está con nosotros» Cuán fácil olvidamos que en esta batalla no estamos
solas. Tenemos la compañía de Jesús, para siempre; él la prometió (Mateo
28:20). El problema con los israelitas en ese momento fue que dejaron que el temor
silenciara la verdad. ¿Cuál verdad? La de la promesa que Dios les había hecho.
Ellos creyeron a las circunstancias y no a Dios.
¿A quién estamos creyendo hoy?
Quizá es más fácil, humanamente hablando, creer a las circunstancias porque las
vemos. Como para aquellos espías, los gigantes son palpables. Es ahí donde tiene
que obrar la fe. Por eso, te pregunto de
nuevo, ¿a quién has creído más últimamente, a los gigantes o a tu Dios?
Mi querida
lectora, ¿sabes algo? Lo que está en la Biblia no es mera historia. Sí,
encierra la historia de Israel. Sí, encierra la historia del trato de Dios con
nosotros los seres humanos. Pero es mucho más. Es Palabra viva y eficaz. No es
un texto muerto en el tiempo, ¡es viva porque fue dada por un Dios que vive
para siempre y respaldada por el aliento de su Espíritu! Y es eficaz porque
funciona, porque transforma vidas, habla a los corazones, revela verdades… ¡Y
aumenta nuestra fe! La fe viene por oír la Palabra de Dios (Romanos 10:17).
Lo primero
que necesitas para dejar de sobreestimar a tus gigantes es llenarte de la
Palabra de Dios, y luego, ¡creerla y ejercitar tu fe!
Hoy, al
comenzar una nueva semana, te animo a considerar esta lección sencilla, y
decidir que mirarás a cualquier “gigante” con la perspectiva de Josué y Caleb.
¡Con Jesús puedes conquistarlo!
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Gracias por lo que escribes, hoy este tema de enfrentar a un gigante, ha sido impactante, ya que estado luchando con un malestar físico, he entendido que a veces permitimos crecer en nosotros gigantes que son cosas no resueltas en nuestras vidas que cargamos y debemos dejarlas y ver que Dios Padre esta mostrándonos una nueva tierra para salir a ella y ser llenos de leche y miel como el lo dice y ganadores de cualquier batalla ya que el enemigo el no lo entregara en nuestra manos, gracias por mostrarnos ese meditacion de esa parte de la palabra de Dios, Dios te bendiga y siga permitiéndonos llevar las enseñanzas que Dios da en su palabra a para otras mujeres
ResponderEliminarAmen !!! ...gcias al Señor por esta palabra de aliento, fuerza ,animo...esos gigantes no nos pueden vencer !!!
ResponderEliminarAmèn esta palabra me ha levantado de una manera increible voy a creeele a mi Dios digan lo que digan los medicos o mis actuales circunstancias por Fe para Dios no hay imposibles El tiene la ultima palabra!
ResponderEliminarEs verdad en cada momento de nuestras vidas luchamos con muchos gigantes pero con Dios de nuestro lado somos mas que vencedores sigamos con fiando solo en el y saldremos victoriosos
ResponderEliminargracias por el articulo, yo estoy pasando por un gigante en mi matrimonio que se llama infidelidad y este problema me supera ya en muchas cosas, le pido a Dios que me sepa guiar por el camino adecuado y a tomar desiciones sabias si llegara el momento de plantearme un cambio en mi matrimonio.
ResponderEliminarCon Jesús puedo conquistar a mi gigante. Oro x eso que el señor tome todo miedo y nos bendiga junto a mi esposo. Anhelo mi familia constituida en él y que todos le sirvamos. Amén
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